Un hogar debe brindar diferentes elementos para que las personas que lo habitan se sientan cómodos, seguros y felices con su espacio. En principio, se pensaba solo en metros cuadrados, habitaciones, baños, materiales, entre otros, sin embargo, ahora, las familias buscan un inmueble que ofrezca servicios complementarios que les permita satisfacer necesidades relacionadas con su salud, estado de ánimo, socialización con sus vecinos o amigos, inclusive, la salud de sus mascotas que se han convertido en un nuevo integrante de la familia.

Y es así, como las zonas comunes pasaron de cumplir su función básica que era intercomunicar los diferentes espacios o permitir el tránsito de las personas a ofrecer experiencias elevadas en cuanto a habitabilidad. De esta manera, las terrazas tipo bar, los jardines interiores y exteriores, las zonas de juegos, gimnasios, teatros, zonas para mascotas y zonas húmedas han tomado un papel protagónico a la hora de diseñar y comercializar un proyecto de vivienda ya que son los mismos compradores los que exigen estos espacios convirtiéndolos en un elemento esencial y obligatorio de su próximo hogar.

En contraposición, los proyectos carentes de éstos espacios, tienen a ser menos atractivos para las personas disminuyendo su valor comercial tanto para venta como para arrendamiento, no sería arriesgado afirmar que este tipo de proyectos han desaparecido dentro de la oferta de vivienda nueva, dando paso a que las constructoras ofrezcan no solo inmuebles, sino estilos de vida.